miércoles, 3 de septiembre de 2008

El "Fenómeno de Agresividad Inconsciente hacia el Marido"

Antes de que nadie se lance, que conste que el nombre no es cosa mía. La semana pasada en la clase de preparación al parto salió este tema y lo llamaron tal cual (la verdad es que he estado buscando un rato por internet y no lo he encontrado así, pero el nombre es lo de menos). Evidentemente, en cuanto lo oí supe que inevitablemente hablaría de ello.

También podríamos llamarlo "el fenómeno de me las vas a pagar" o "la teoría del mal de muchos también consuela". En definitiva, parece que unos señores/as muy listos/as con bata (y probablemente mucho tiempo libre), han observado que muchas embarazadas presentan un cierto sentimiento de cabreo inconsciente hacia el marido, identificándole como causante o culpable de todos los cambios por lo que están pasando. Y como el inconciente es tan "majo", decide enviar órdenes al cerebro de nuestra dama para hacer que nuestra vida durante los nueve meses de embarazo sea un poco menos placentera.

Esto se puede manifestar en diferentes grados y maneras (en casos extremos, algunas mujeres o soportan ni tener al marido delante), pero quiero prestar especial atención a las manifestaciones suaves, que consisten en pequeños detalles especialmente destinados a minar tu subconsciente sin que apenas te des cuenta. Con la sutileza de un ninja, consiguen que te desgastes poco a poco, sobre todo mentalmente. Creo que estos son los casos más interesantes y divertidos.

La verdad es que fue curioso ver como cuando en la clase salió el tema y comenzaron a poner ejemplos, todos los chicos comenzamos a mirarnos y a sonreir, con una mezcla de compasión y compañerismo.

Voy a recoger aquí algunos ejemplos de manifestaciones de este fenómeno que he vivido o que me han contado (si alguno se anima, puede compartir su experienca en los comentarios...):

- Tu chica está sentada en el sofá. Llegas al salón con tu cena, te sientas, te colocas la servilleta, sitúas la comida, abres la bebida, te aseguras de que todo está correcto y en su sitio, y cuando estás a punto de dar el primer bocado oyes "Me traerías un vaso de aaguaaaa" en un tono dulce y melódico.

- Vais a salir. Después de ducharte y preparte vas al baño a coger tu colonia favorita e icomprensiblemente no está. Buscas en la mochila del gimnasio, en los armarios, en el cuarto, en la nevera... Nada, no aparece. Preguntas a tu mujer y te dice: "Te la he tirado, esque no soporto cómo huele" (la llevas usando desde antes de conocerla).

- Vas al videoclub para ver una peli después de cenar. Estais escogiendo la película. Una de suspense... "Es que no me apetece", una de intriga... "es que para esta hora no es", una de acción... "es que es muy violenta". Finalmente se decide por una comedia romántica. Llegas a casa, cenais y poneis la tele. Al minuto 8 de película tu chica está esnucada en el sofá. Conclusión: las 00:45 de la madrugada y estás sólo en el salón sólo viendo una película romántica de Renée Zellweger.

- Vais al cine, estais en la fila de las palomitas y preguntas "¿Quieres algo?"... "No gracias, no me apetece"... "¿Seguro?"... "¡Qué pesado!, que no quiero nada". Empieza la película. A los 6 minutos 14 segundos empiezas a notar que una mano penetra en tu bolsa de palomitas. Primero una, luego tres, luego un puñado... A los 15 minutos ya has perdido toda opción a comer palomitas...

- Estás en el salón jugando a la Play. Llega tu chica, entra al salón y te mira. La ignoras. Te sigue mirando. La sigues ignorando. Te mira y suspira. Intentas ignorarlo pero no puedes más. La miras.... uuyyyyy!!!!, has perdido la partida.

¿Y qué podemos hacer nosotros? Pues honestamente nada. Es más, creo que tenemos la obligación moral de aceptarlo y no discutir. Al fin y al cabo, ellas son las que hacen todo el "trabajo sucio" y esto es un precio pequeño que yo al menos pago muy a gusto.

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