sábado, 11 de octubre de 2008

La habitación del pánico

En este y en el siguiente post os voy a hablar de dos de los temas que os van a suponer más dolores de cabeza en todo el embarazo. En este caso me refiero a la habitación del futuro bebé.

Es fácil suponer que cuando a Miguel Ángel le encargaron la Capilla Sixtina tuvo que darle muchas vueltas a la cabeza sobre cómo lo quería hacer, qué iba a pintar, etc. Pues bien, eso no es nada comparado con las vueltas que le dará vuestra chica a la habitación de vuestro bebé. De nuevo las hormonas darán su opinión, y tengo la impresión de que cada una tiene una idea diferente y todas dan la suya, lo que provoca que el color de la pared que un día es ideal al día siguiente la hace llorar.

Un aspecto muy importante que teneis que saber y que siento ser yo el que os lo diga: Todo objeto que tenga una mínima relación con los bebés automáticamente multiplica por diez su precio. Es una de esas leyes naturales que nadie comprende y contra la que es inútil luchar. Así que si eres de los que piensas que la ropa de bebé no puede ser muy cara porque es enana, permíteme en primer lugar que me descojone y en segundo lugar aconsejarte que cojas el coche, vayas al Carrefour y compres bien de papel higiénico, porque te vas a cagar por la pata abajo.

PAREDES.

El principal problema a decidir es el color, y creéme si te digo que la mejor forma de definirlo es así: "problema". Si eres como yo, serás tan ingenuo de pensar que sólo hay que decidir si la quieres verde, azul, roja, etc. De nuevo no me queda más remedio que descojonarme. Eso sólo es la punta del iceberg, existen unas cosas que se llaman "pantocartas" que os harán descubrir que existen tropecientos millones de tonalidades del mismo color, y lo que es peor, se lo harán descubrir a vuestra chica. Perdonad que sea repetitivo, pero el consejo es el de siempre, dejad que el color lo escoja ella. Además, seamos honestos, nuestro cerebro no está capacitado para diferenciar tantos tonos de color, simplemente no notamos si el verde es un poco más "pistacho" o un poco más "judía".

Mi principal consejo es que si podeis hagais vosotros mismos el trabajo (no os asusteis que pintar una pared está tirado). Os permitirá compartir unos momentos divertidos y siempre se lo podeis contar a vuestro niño.

Podeis pintar las paredes de la habitación de distintos colores (lo que multiplica la diversión y los viajes al Leroy Merlín).

También podeis usar vinilos (www.miraentuinterior.com) o pinturas y tu vuestro sentido artístico para decorar las paredes con motivos infantiles, os quedará muy original y llamará la atención del bebé.

LOS MUEBLES.

Aquí sobre todo depende de lo que os querais gastar, pero si la habitación la vais a decorar para bebé, es interesante que recordeis que esa etapa no dura mucho, así que si os gastais un pastón será por poco tiempo. Sólo os puedo decir una cosa: IKEA ES VUESTRO AMIGO. Por unos 400 euros podeis amueblar completamente la habitación (incluídos los complementos), así que en cuanto crezca un poco y os apetezca cambiarlo, podeis regalarlo o tirarlo todo sin que os duela un riñón.

Si no os gusta IKEA, ahora hacen unos muebles especiales que al principio tienen una forma, pero a medida que el niño crece se van cambiando y se transforman en otra habitación para niño más mayor. Son algo así como los transformers de los cuartos de bebé. Así os gastareis más pasta al principio, pero os durará más tiempo.

A parte de los muebles que querais coger para guardar la ropa del bebé, no os olvideis de que necesitareis una cuna, un cambiador (es lo que más usareis durante un tiempo) y probablemente una minicuna (lo de mini es por el tamaño, y no por el precio) para vuestro cuarto (también puede valer la cuna, pero con el tamaño de los pisos de hoy en día, probablemente no os quepa).

En fin, que lo vais a pasar bien. Siendo sincero, la verdad es que si te lo tomas con tranquilidad e intentas disfrutarlo, preparar el cuarto es una actividad bastante gratificante. Pero no olvides lo que digo siempre, en cuanto haya confrontación, déjala decidir a ella (y si te lo montas bien, igual consigues algo a cambio).